Se trata de una planta que lleva utilizándose en la región mediterránea desde la época de los antiguos griegos y, con anterioridad, ya era conocida por los hindúes y los árabes gracias a sus cualidades terapéuticas como hierba medicinal así como tinte para telas , productos de alimentación y cosméticos. La historia cuenta que Enrique VIII la usaba porque creía que así podría librarse de la peste y durante la Primera Guerra Mundial fue empleada en las trincheras para prevenir infecciones y como antiséptico. Tradicionalmente se hacían guirnaldas con ellas y se colocaban en las puertas de las casas ya que , según la superstición, ahuyentaba las enfermedades. Las flores son comestibles, siendo consumidas frecuentemente en ensaladas, pescados o sopas y sus pétalos tienen un principio colorante amarillo que se ha utilizado para adulterar el azafrán, de ahí a que antiguamente se la conocía como “ el azafrán de los pobres”.
El nombre de «caléndula» deriva del latín calendas que significa “ primer día del mes“ y alude al largo periodo de floración que presenta esta especie , cada mes ( incluso en invierno) cuando las temperaturas no son bajas.
Respecto a sus propiedades medicinales, su capacidad antiinflamatoria y antiséptica se justifica gracias a algunos elementos que presenta en su composición como la calendulina y el ácido salicílico. Además, sus mucílagos se adhieren al tejido de la mucosa bucofaríngea aliviando y suavizándolo , por lo que ayudará a combatir las infecciones e inflamaciones de boca y garganta como llagas, faringitis, gingivitis y amigdalitis. Asimismo, debido a estas acciones farmacológicas, también resultaría eficaz en episodios de conjuntivitis, ojos hinchados y orzuelos.
Para ello herviremos durante 5-10 min 2-4 gr de flores secas en 200 ml de agua y con la infusión resultante haremos gargarismos hasta tres veces al día. Otra alternativa es realizar una decocción de unos 25-30 gr en un litro de agua durante unos 20 minutos y llevar a cabo la misma operación. En patologías oculares aplicaríamos compresas o gasas estériles impregnadas con cualquiera de los preparados anteriores sobre la zona afectada varias veces al día.
La caléndula es beneficiosa para tratar algunos trastornos del aparato reproductor femenino por la actividad emenagoga que posee. Regula el flujo menstrual y resulta útil en casos de amenorrea o periodos irregulares, aumentando las menstruaciones escasas y reduciendo los flujos demasiado abundantes. Esta especie rica en flavonoides, restaura los capilares y favorece la circulación y sus componentes analgésicos disminuyen los síntomas premenstruales del dolor.
Se deben tomar infusiones de unos 2 gr de flores secas en 200 ml de agua dos veces al día aproximadamente una semana antes de la menstruación así como la misma cantidad de la decocción.
Su efecto colerético estimula el funcionamiento hepático, especialmente la secreción biliar hacia el tracto digestivo, mejorando de esta manera las digestiones pesadas y, por su capacidad antiespasmódica, los retortijones. Se recomienda ingerir la infusión o cocimiento que hemos preparado previamente después de las comidas.
Por vía externa, es un excelente remedio para reducir cicatrices (acorta el tiempo de cicatrización de las heridas), golpes, quemaduras, ampollas en la piel, contusiones y procesos traumáticos ( esguinces, inflamaciones articulares). Sus propiedades antibióticas resultan muy eficaces en infecciones cutáneas, dermatitis del pañal, verrugas y mitigan los síntomas de escozor y picor en episodios de sarpullidos, urticarias, eccemas y picaduras de insectos. No debemos de olvidar que, además será útil para aliviar las molestias que ocasionan las leves quemaduras solares producidas durante los meses de exposición al sol. Para ello aplicaremos cataplasmas de flores frescas que machacaremos previamente o compresas humedecidas con la infusión o decocción varias veces al día.
Otra opción sería preparar macerados de caléndula tanto en aceite como en alcohol. En el primer caso sólo tendríais que añadir unos 20-30 gramos de flores secas en medio litro de aceite de oliva y dejarlo reposar en un recipiente bien cerrado un mes más o menos. Empleando el alcohol, repetiríais el mismo procedimiento introduciendo la misma cantidad de planta seca junto con 300 ml de alcohol de 70º o 96º de uso externo y 100 ml de agua ( proporción de 3:1 de diluyente).
Remarcar que, todos nuestros preparados pueden hacerse con las especies frescas, por lo que simplemente habría que añadir más o menos el doble de cantidad y trocearlas con anterioridad para extraer mejor los principios activos.
Por último, la caléndula presenta un papel muy importante en el ámbito de la cosmética y dermofarmacia para el cuidado del cutis y la piel. Sus constituyentes hacen que sea muy emoliente ( suaviza, hidrata y tonifica) y su contenido en ác. salicílico permite prevenir las espinillas y el acné, ya que abre los poros y combate las bacterias dañinas de epidermis. También se utiliza para tratar algunas enfermedades cutáneas como la dermatitis atópica o psoriaris y ablanda los callos y las durezas. En este caso podemos elaborar y aplicar las mimas preparaciones que hemos explicado antes.
No debéis olvidar que, todos los productos que elaboréis descritos en este artículo deben realizarse en las condiciones más asépticas que podáis, para disminuir y evitar alguna complicación a causa de una posible contaminación de las zonas que queramos tratar.
Existen una serie de advertencias que tenéis que tener en cuenta la hora de tomar productos que incluyan caléndula dentro de sus composición.
Esta especie botánica está contraindicada por vía externa e interna en situaciones de embarazo debido a que podría causar aborto involuntario por la propiedad emenagoga que posee y, por su contenido en ácido salicílico, no debe utilizarse en personas que padecen diabetes.
Se desaconseja su empleo en lactancia, niños y casos de alergia a plantas de la familia de las compuestas y en personas muy sensibles puede provocar una leve dermatitis por contacto o sensibilización de la piel.
Si toma alguna medicación ( como sedantes entre otros) o va a someterse a algún tipo de cirugía es preferible que consulte al médico previamente a su consumo.
Como dijimos en la ficha técnica, es muy frecuente encontrar la caléndula como planta silvestre en prácticamente todos los continentes gracias a la facilidad que tiene para adaptarse a distintos medios. Por ello, el cultivo no resultará complicado.
La fecha ideal de siembra es después del verano, desde principios de otoño hasta la primavera. Las semillas se esparcen en el jardín o maceta cubriéndolas con aproximadamente 2-3cm de tierra para favorecer su germinación. Éstas brotan cómodamente y crecen muy bien en sustratos permeables y bien drenados, y requieren un riego regular sin exceso de humedad ( aunque soporta los terrenos secos). Se desarrollan a pleno sol o semisombra y resisten muy bien las condiciones extremas de frío y sequía. Florece unos meses después de la siembra y la recolección se realiza cuando las flores se abren, manteniéndolas en un lugar a la sombra que no tenga humedad. Una vez que están complemente secas se conservan en tarros de cristal hasta su utilización.
Por último, señalar que esta planta es frecuentemente atacada por numerosas plagas como pulgones o chinches, por lo que se recomienda vigilarla habitualmente y eliminar la maleza que la rodea.
Finalmente como siempre, os dejamos algunas imágenes de artículos que podéis adquirir en el mercado que incluyen Caléndula officinalis como uno de sus componentes.
BIBLIOGRAFÍA
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