«Como yo hice…» nace de la experiencia propia. Es una idea original de nuestro socio-hermano Casa de Barro Arraial D’Ajuda u su fundador, el castellonense Jonatan Sola. Como él mismo expresa en su blog, no se trata de una guía técnica, sino de la transcripción de una experiencia, realizada con éxito.
El suelo se compone de:
- 2 capas de barro bien apisonado y compactado de 6 cm cada una
- 1 capa superficial de 2 cm
- 3 capas de aceite de linaza
- Cera de abeja
«En la primera capa el barro debe contener el mínimo de agua posible»
En la primera capa el barro debe contener el mínimo de agua posible, para conseguir este objetivo es aconsejable utilizar una hormigonera para mezclarlo. Después de extender el barro sobre la superficie escogida, dejamos secar unos 4 días (siempre dependerá de las condiciones climatológicas, nivel de humedad, etc. del lugar geográfico donde nos encontremos) y entonces ya podemos comenzar a aplanar y apisonar, ya que si el barro está muy blando no se compactará. En general con apisonar esta capa unas 3 veces será suficiente pero seremos nosotros quienes observaremos si ha quedado bien compactado.
Entre cada capa, una vez seca sobre la que va aplicarse la siguiente, se debe rayar o arañar el suelo y mojarlo ostensiblemente para «activar» las moléculas del barro seco y que las capas se unan, evitando así la posibilidad de que aparezcan grietas.
Y volvemos a repetir el proceso de la primera capa, sin embargo en esta se tiene que comenzar a nivelar el suelo para que la última capa no quede con diferentes espesores ya que esto puede causar problemas: si queda muy grueso secará mucho más despacio, deberemos añadir mucha arena para tamizar en la siguiente capa y exceso de barro utilizado será notable; si queda demasiado fino, se quebrará, dando lugar a las temidas grietas o rajas.
Solamente la última capa llevará la arena perfectamente tamizada, librándonos de todas las impurezas y materia orgánica, dejando un acabado mucho más liso y fino.
Para esta última capa se utilizó un barro de un color más rojizo, por razones estéticas. Se puede utilizar cualquier tipo de barro que no contenga una cantidad de arcilla tal que al secar un pedazo pequeño de prueba sobre una superficie nivelada y con «agarre» no raje ni se parta fácilmente. Es importante que esta última capa no tenga nunca menos de 2 cm de espesor, o correrá el riesgo de partirse, romperse o agrietarse con facilidad. No olvidemos nunca que estamos trabajando con barro.
A la hora de nivelar el suelo, crearemos una ligera inclinación (2 grados serán suficientes), con el objetivo de crear una salida natural al agua a la hora de fregar el suelo.
La finalización o acabado resulta exactamente igual que al trabajar un suelo normal de cemento, con la salvedad de que los tiempos de secado son diferentes y que con el barro, las equivocaciones son fácilmente subsanables. No es el objetivo aquí desarrollar el trabajo que cualquier albañil u oficial de primera puede hacer en sólo unas horas: Se trazan las líneas maestras usando el nivel (de agua o digital), igualando toda la superficie con el listón y la llana y a continuación «quemando» con el dorso de la paleta o paletín y agua.
Cuando esta última capa quede completamente seca y curada, aplicaremos la primera capa de aceite de linaza, que utilizaremos para impermeabilizar el suelo y protegerlo contra la erosión y el aire. esta primera capa debe ser de aceite de linaza puro sin diluir, abundante y extendida por toda la superficie. Para ello podemos utilizar un pedazo de tela o cualquier material que nos permita expandir el aceite.
La segunda capa tendrá lugar cuando el suelo haya absorbido completamente la primera. Esperaremos prudentemente una vez seco a que no haya manchas y que el barro haya «asimilado» toda la primera mano de aceite. Esta capa lleva un 50% de aceite de linaza y un 50% de «thinner» o diluyente.
Una vez seco, aplicaremos la última. Esta vez 25% de aceite y 75% de «thinner» o diluyente.
Es muy importante que durante la ejecución de las diferentes manos de aceite de linaza nos protejamos correctamente para no respirar los vapores químicos y nocivos de los productos que vamos a manipular, sólo en esta etapa, claro está. De hecho, es conveniente no habitar el lugar donde estamos construyendo nuestro suelo de barro durante la etapa de aplicación de la capa protectora o impermeable.
Una vez seco, toca el turno de la cera de abeja. Una vez encerado y seco, ya podemos disfrutar de nuestro suelo de barro.
Algunos consejos para el cuidado del suelo:
Este tipo de suelo es más frágil que las superficies que normalmente estamos acostumbrados a pisar. Hay que acostumbrarse a hacerlo con cuidado, sin golpearlo con fuerza. Aproveche la suavidad y delicadeza que le proporciona este tipo de suelo, que además regula la temperatura generando calor en las noches frías y frescor en las calurosas tardes de verano. Cubra los pies de sillas, mesas y sofás. Descálcese o utilice calzado sin suela dura….
En definitiva, si se decide a construir un suelo de barro debe ser consciente de que hay que quererlo y respetarlo, y él nos lo agradecerá.
Muy interesante!!! imagino que para que este suelo sea duradero habrá que realizar labores de mantenimiento como la aplicación de aceite….Un saludo, animo y suerte!!!
Después de tener la oportunidad de vivir en el, parece mentira que no lo tenga más gente. Muy cómodo y una sensación muy agradable.
Me ha encantado tu explicación!! Una pregunta, estaba buscando para encerar un suelo cera virgen de abeja, me podrías decir dónde podría encontrarla y qué características debe de tener. Enhorabuena y muchas gracias!!!