Definitivamente el mundo en el que hemos estado viviendo se ve impulsado a una transformación de sus modelos, estructuras y relaciones sociales. El cambio es indudable y se ha visto acelerado en los últimos años por la obsolescencia de unos modelos en crisis y una estratificación más acusada de las clases sociales. La sociedad busca nuevos modelos y paradigmas más justos con el entorno y con el propio ser humano. Este artículo quiere presentar algunos ejemplos de quién está llevando la voz cantante en estas transformaciones y cómo podemos ayudar a impulsar estos cambios desde nuestros pequeños prismas personales cotidianos.
La crisis social, humana y financiera está transformando las estructuras en varios ámbitos. Así como la crisis y la «burbuja inmobiliaria» han provocado un cambio en los modelos de vivienda/hipoteca; crisis, el paro y los problemas económicos están transformando la sociedad en los modelos de consumo. El auge en los productos ecológicos, sostenibles, de proximidad o el comercio justo, el aumento de los huertos urbanos que recuperan espacios de la ciudad o el auge de la Permacultura son tan sólo un ejemplo. Se está poniendo en entredicho la base del sistema, se buscan alternativas de producción, asociación o distribución como pueden ser los modelos de cooperativas o incluso la aparición de nuevos sistemas de pago o intercambio, con divisas desligadas de los fondos monetarios (monedas solidarias).
En los últimos 15 años, y ya durante el pico máximo de la burbuja inmobiliaria, empezaron a surgir alternativas al tocho o ladrillo cocido hueco convencional y a la hipoteca como modelo de «solución al acceso a la vivienda». Los materiales sustitutivos del tocho son varios y las alternativas han ido ampliándose con los años. Un ejemplo original y creativoson las construcciones que parten del reciclaje de viejos contenedores de transporte de mercancías, modificados hasta sus últimas consecuencias y convertidos en modernas casas domóticas que utilizan energías renovables de distinta procedencia y cuentan sistema de eficiencia energética, reciclado de agua o compostaje.
Tenemos ejemplos de este tipo de construcciones impulsadas desde los gobiernos, es el caso de la residencia de estudiantes en Amsterdam o la Tate Gallery de Londres. Los arquitectos, conscientes de los cambios sociales, también se están adaptando a la utilización de materiales reciclados. La última feria de arquitectura de Milano (Greenbuilding, International Exhibition and Conference on Energy efficiency and Sustainable Architecture) tenía ya un salón dedicado a este tipo de construcciones.
Aquí presentamos una lista de ferias internacionales relacionadas con las construcción o la sostenibilidad.
Crisis, el paro y los problemas económicos están transformando la sociedad en los modelos de consumo. El auge en los productos ecológicos, sostenibles, de proximidad o el comercio justo, el aumento de los huertos urbanos que recuperan espacios de la ciudad o el auge de la permacultura son tan sólo un ejemplo.
Son muchos los materiales que se pueden utilizar en la construcción ecológica o bioconstrucción y las alternativas son cada vez mayores año tras año. Así encontramos construcciones que utilizan la madera (natural o reciclada, como los pallets), o bien la paja ignífuga tratada para la construcción, así como la lana también tratada (utilizada como aislante en las paredes), el adobe y las construcciones de barro tradicionales, la piedra utilizada tanto para revestimiento como para levantar muros de piedra seca (ya sean de la forma tradicional o con varillas de encofrado que facilitan el empleo de la técnica). También se utilizan materiales de reciclado o que no son bio-degradables como plásticos o polímeros (botellas recicladas o neumáticos de caucho, los llamados Earthships).
Son tantas las opciones, que en este caso una imagen vale más que mil palabras:
En estas construcciones se optimizan los recursos y se prioriza el ahorro. Encontramos numerosas opciones de captación de energía a través de sistemas que no utilizan combustibles fósiles, de energía renovable (placas solares de captación de energía o sistemas de calentamiento de agua; molinos de viento; sistemas hidráulicos como los sistemas tradicionales de molino o con la utilización de arietes; gases procedentes de purines o biodigestores, etc…), o de ahorro energético a través de sistemas de aislamiento.
El respeto por el medio ambiente es importante, no sólo en el autoabastecimiento o autosuficiencia energética sino, también, en el cuidado de los residuos producidos. Vemos así sistemas de filtrado de agua con sistemas naturales y filtros de arena y vegetación o baños secos que producen compostaje.
La especulación y el agotamiento de las fuentes de ciertos combustibles fósiles, la consciencia de la obsolescencia de los materiales o el desarrollo sostenible hace que cada vez se vea con menos reticencia la reutilización de materiales reciclados. Hay numerosas iniciativas, desde el reciclaje de tapones de plástico con distintos fines, hasta la creación de instrumentos musicales u otros objetos a partir de materiales reciclados.
En estas construcciones se optimizan los recursos y se prioriza el ahorro. Encontramos numerosas opciones de captación de energía a través de sistemas que no utilizan combustibles fósiles
La consciencia social también está desarrollando nuevas opciones de ahorro y un mayor respeto hacia el medio ambiente en otros campos. La crisis está recuperando formas viejas de consumo, más responsables. Hay una creciente toma de conciencia por parte del consumidor y de las Administraciones con la seguridad alimentaria y los problemas medioambientales. El consumidor está también más preocupado por la calidad de lo productos cultivados a gran escala y el pensamiento único y homogeneizador impulsado por las grandes distribuidoras de productos a gran escala. La biodiversidad alimenticia está decreciendo; según las Naciones Unidas, durante el S.XX, el 90% de las variedades agrícolas están dejando de ser utilizadas, además el 75% del alimento del mundo está en manos de 4 empresas, que en términos numéricos significa que 3 de cada 4 semillas pertenecen a Monsanto, DuPont, Syngenta, y Groupe Limagrain. Por esta razón hay cada vez más bancos de semillas con intención de recuperar especies vegetales que por razones de mercado han sido dejadas de lado hasta al punto de ponerlas al borde de extinción.
El primer banco de semillas en España se creó hace 40 años. En España existen principalmente tres bancos nacionales de germoplasma de hortícolas. Dos de ellos, en Valencia y Zaragoza, son bancos activos: dan y reciben semillas. El de Alcalá de Henares, sin embargo, es un centro de base, quiere decir que su misión es exclusivamente la de conservación. Tenemos, el Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana de la Universidad Politécnica de Valencia (COMAV), el Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), ubicado en la finca La Canaleja en Alcalá de Henares y el Banco de Germoplasma Vegetal de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid. En el INIA se guardan duplicados de seguridad de todas las colecciones activas de semillas de la red española.
También podéis consultar este artículo de gran interés acerca de todos los bancos mundiales de semillas:
http://loquepodemoshacer.wordpress.com/2010/09/03/construye-tu-propio-banco-de-semillas/
En el siguiente post hablaremos del nacimiento de una industria: los productos ecológicos, y de sus consumidores.
Hasta pronto